Comentario/Editorial

Lunes, 23 de Enero de 2023

SINTESIS DE NOTICIAS

Segundo semestre 2022

En nuestra primera columna del 27 de julio pasado decíamos que los últimos 30 días han sido pródigos en noticias relevantes sobre el Cambio Climático. Como quizás nunca antes, se hizo evidente la gravedad de la interferencia humana con el clima y al mismo tiempo la enorme dificultad del sistema socio económico y político para corregirla. Sin ninguna duda, podemos extender estas aseveraciones  al  semestre que acaba de finalizar.

Durante el mismo, el Cambio Climático mostró extendida y repetida veces su costado más oneroso. Muchos de los eventos extremos, tormentas, inundaciones o sequías que ocurrieron en amplias regiones del Hemisferio Norte tuvieron lugar a pesar de las muy bajas probabilidades que surgen de las estadísticas del clima pasado. En cambio, esas probabilidades son unas 10 y hasta 30 veces mayores en los escenarios que incluyen al Cambio Climático.

Consistente con la gran cantidad de eventos extremos, 2022 ha sido el quinto año más cálido de toda la serie de estimaciones globales, esto es desde 1880. La temperatura ha sido record en varios países europeos donde fueron las más altas de todo el registro, tanto en el verano como en el otoño y comienzo del invierno. Pero más relevante y poco divulgado mediáticamente es que el calor acumulado en los océanos ha sido record en 2022. Los océanos contienen casi la totalidad de la capacidad calorífica del sistema climático siendo los reguladores de la temperatura del aire. Por eso, este record es un indicio que los próximos años serán tan o más calientes que el 2022. 

Entre las muchas noticias de daños a la salud, la ecología y la infraestructura durante este año  pródigo en eventos climáticos extremos se destacan las de los incendios forestales que se extendieron principalmente por la región mediterránea, pero también por otras regiones europeas y asiáticas, Canadá, el oeste de Estados Unidos y Australia. Estos incendios fueron de tal magnitud que parecen indicar la falta de sustentabilidad de algunos bosques ante el nuevo clima.

No debe sorprender que con este contexto climático hayan abundado las declaraciones y llamamientos a la acción climática por parte de líderes políticos, empresarios y religiosos y como no podía ser de otro modo de las organizaciones ambientalistas. Pero al margen de medidas e iniciativas aisladas y/o de escaso impacto global, los hechos concretos en materia energética fueron a contramano de la necesaria lucha contra el Cambio Climático.

Se priorizó la respuesta a la crisis energética global, atribuida por la prensa mundial a la guerra en Ucrania y a las sanciones a Rusia por parte del bloque occidental. Los países europeos resultaron los más afectados y la nueva realidad los obligó a relegar las prioridades ambientales para evitar un colapso económico y social. El suministro de gas natural desde Rusia se redujo considerablemente y para sustituirlo se recurrió a la restricción del consumo energético y a su sustitución por carbón, mucho más contaminante. Para ello se activó tanto la producción local de carbón como su importación. Como resultado, aumentaron las emisiones de dióxido de carbono y nada menos que Alemania, líder europeo y global en la lucha contra el Cambio Climático, incumplió sus metas de emisiones del año 2022. 

     La crisis energética resultante del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania puso en evidencia la fragilidad de los compromisos para la mitigación del Cambio Climático. Es un toque de atención preocupante en un mundo donde no faltan los conflictos y que se va encaminando a una nueva y peligrosa bipolaridad, ahora entre China y Estados Unidos.

    Mientras Europa sacrifica las prioridades ambientales de corto plazo, en compensación y para atender la presión de una parte de su población, anuncia medidas para intensificar el uso, la innovación y el desarrollo de las energías limpias, lo que no será gratuito. Habrá que ver si esa estrategia puede superar el malhumor social, producto de las facturas energéticas y de la inflación asociada.

     En Estados Unidos, las políticas de mitigación del Cambio Climático enfrentan mayores incertezas. El alza del precio de la gasolina y la inflación son los mayores motivos de preocupación pública y en ese contexto el partido republicano, con probabilidad de ganar las próximas elecciones presidenciales, se encolumna masivamente contra las restricciones al uso del carbón y de los hidrocarburos. Lo mismo ocurre con la Corte Suprema, con mayoría conservadora, que revocó la facultad de la agencia ambiental (EPA) de regular las emisiones de gases de efecto invernadero del sector privado.

Como en el caso europeo, las medidas propiciadas por el presidente Biden  apuntan a compensar los incentivos para una inmediata mayor producción de hidrocarburos. Así, logró del Congreso la aprobación de un paquete de leyes para impulsar las energías limpias a cambio de flexibilizar las restricciones en la producción y transporte de petróleo. Además, mantiene una política internacional proactiva para impulsar una mayor producción que morigere su precio. En este mismo sentido se alinean las declaraciones de John Kerry, quien está  a cargo de la política americana sobre el Cambio Climático, las que no alcanzaron el impacto mediático que merecían tanto por su gravedad como por quien las hacía. En ocasión de la COP 27, Kerry declaró tajantemente que no hay dinero en el mundo para mitigar como se debiera al Cambio Climático. Es decir, que solo la innovación tecnológica podría ofrecer la solución a este grave problema global.

La realización de la COP27 en noviembre tuvo una amplia repercusión periodística como consecuencia probablemente del telón de fondo de un año pleno de catástrofes relacionadas con el clima. Pero en definitiva, la COP27 no acordó avances concretos para la mitigación del Cambio Climático. En  su declaración final apenas recomienda reducir el uso de combustibles fósiles, lo cual es muy poco novedoso. Pero lo que la hace más intrascendente es que para ello no se adoptó ninguna medida concreta, ni siquiera para el largo plazo.

El único avance de alguna significancia que se acordó en la COP27 fue la creación de un fondo de pérdidas y daños para los países más vulnerables, aunque todavía indefinido en cuestiones centrales como el origen y monto de los fondos, los mecanismos de instrumentación y, sobre todo, qué naciones serían las aportantes. Todas cuestiones que se tratarán en futuras negociaciones y que de acuerdo con la mecánica de la Convención demandarán varios años. A pesar de estas limitaciones, la creación de este fondo ha sido calificada como histórica. En efecto, concreta muchos años de reclamos a los países ricos que siempre se han mostrado renuentes a tratar ese tema, no solo por su necesaria posible contribución monetaria, sino por el peligro de validar reclamos que podrían dar lugar a demandas judiciales por montos difíciles de afrontar.

Como resultado de la desconfianza sobre la capacidad de la comunidad internacional para eliminar las emisiones y así contener el Cambio Climático dentro de límites aceptables, han ido creciendo las noticias sobre el manejo de la radiación solar mediante la inyección de ciertos gases en la estratosfera. Cuando Billy Gates lo comentó como una posible remediación del calentamiento global, un periodista poco informado se preguntó si había enloquecido. No está loco, hace ya décadas que esta alternativa está siendo objeto de estudios y proyectos científicos.

    Por los eventos climáticos extremos y por las respuestas contradictorias de las principales potencias mundiales, la atención mediática relacionada con el ambiente estuvo dirigida principalmente hacia el Cambio Climático. Sin embargo, otros problemas ambientales continuaron o incrementaron su presencia informativa. Especialmente en el caso de la contaminación por plásticos y sus micro-partículas, de las que se está constatando una creciente presencia en los océanos y en los alimentos. Al respecto, comenzó la negociación sobre un tratado mundial sobre plásticos y hubo acuerdo para acabar con esta contaminación. Pero no hubo consenso sobre aspectos instrumentales; no se acordó si las medidas y los objetivos deben ser globales y obligatorios, o voluntarios y realizados por los países.

Otra importante reunión de la ONU fue sobre aguas subterráneas. Quizás el mérito de este encuentro fue ayudar a visibilizar una componente del ambiente que es poco conocida por el público. Sin acuerdos o compromisos concretos, se aprobó una declaración en la que se llama a los gobiernos, donantes y sector privado a asumir acciones y compromisos para el manejo sustentable de las aguas subterráneas.

     Más efectiva fue la Conferencia de las Partes de la Convención sobre Biodiversidad, la COP15, reunida en Montreal, Canadá. Se adoptó un plan que tiene como objetivo poner nada menos que un tercio del planeta Tierra bajo protección antes de 2030. El plan también incluye objetivos para proteger ecosistemas vitales, como las selvas tropicales y los humedales y los derechos de los pueblos originarios. Si se concreta efectivamente, merecerá el calificativo de ¨histórico¨ con el que fue recibido.

En Argentina, el dato ambiental más relevante del año 2022 fue la pronunciada sequía que afectó a la mayor parte del país y los impactos que de ella se derivaron. La extensión del periodo seco invernal, típico en el oeste del país, propició el desarrollo de incendios de bosques y pastizales de los que no estuvo exenta la provincia de San Luis. Los incendios también se  produjeron en los humedales del Litoral causando problemas de salud a una gran población, entre ella a la de la ciudad de Rosario. La sequía meteorológica produjo un déficit hídrico que disminuyó el caudal de ríos y el nivel de los embalses. El impacto de mayor envergadura económica fue el que sufrió la producción agropecuaria cuyo alcance cuantitativo conoceremos en los próximos meses, y que sin duda será muy significativo.

    Los incendios forestales se produjeron en varias provincias, algunas de la cuales debieron ser auxiliadas desde el gobierno nacional. Este reforzó su programa de lucha contra el fuego, incorporó equipamiento e inclusive anunció la creación de una diplomatura de lucha contra el fuego y el Cambio Climático. A su vez, debido al bajo nivel de los embalses, la provincia de San Luis debió decretar la emergencia hídrica y suspender sus programas de forestación.

     Al margen de las prioritarias medidas que impuso la extendida sequía, a nivel nacional y en particular en San Luis, no se detuvo la gestión del ambiente adoptándose medidas para el manejo de residuos, la protección de la biodiversidad y la educación ambiental. Respecto de esta última y conforme a la ley Yolanda se comenzó con los cursos para funcionarios públicos. Finalmente, cabe consignar que hubo mucha prensa alrededor del proyecto de ley de humedales sobre la cual no hay hasta el momento consenso parlamentario en todos sus detalles.

La generación de energía limpia, solar y eólica, fue record en 2022 y también lo fue la exportación de litio. Sobre lo primero no hubo mayores discrepancias; en cambio sobre el litio gran parte del ambientalismo se mostró decididamente crítico. En esto último asomó el previsible enfrentamiento conceptual entre ambientalismo y productivismo que ya se había manifestado en torno a la minería, y en menor medida a la agricultura. Esta confrontación se está extendiendo a las nuevas fuentes de petróleo y gas de Vaca Muerta y potencialmente del Mar Argentino.

Ante la necesidad de divisas para solventar el crecimiento económico y las obligaciones de la deuda externa se han tomado medidas de aliento a la producción de petróleo y gas de Vaca Muerta, la construcción del gasoducto Néstor Kirchner  y la planificación de su extensión al Brasil con la consiguiente crítica ambientalista. Hasta aquí, la mirada productivista parece predominar como lo indica no solo la creciente producción de Vaca Muerta, sino también la exploración de petróleo en el subsuelo marino al sur de Mar del Plata que no pudo ser detenida mediante recursos judiciales.