¿HAY DINERO EN EL MUNDO PARA DETENER EL CAMBIO CLIMÁTICO? NÚMEROS AL RESPECTO.
En medio de las discusiones en la COP27, John Kerry, negociador americano para el Cambio Climático, tuvo un rapto de sinceridad. Dijo que no había dinero en el mundo para detener el Cambio Climático con las tecnologías actuales e insistió que la solución pasaba por el estímulo a la innovación tecnológica.
En esto último Kerry no hizo más que mantenerse a tono con la moderada tradición del sector pro ambiente de la política americana como ya había sido formulada en su momento por Clinton y Obama y que ahora Biden parece concretar con subsidios y ventajas impositivas y comerciales importantes para el desarrollo tecnológico de las energías limpias.Condiciones tan atractivas que empezaron a preocupar a la Unión Europea, temerosa del traslado a EE.UU. de las empresas del sector.
Que la innovación tecnológica será el camino principal para mitigar y detener el Cambio Climático parece cada vez más evidente. No solo es la opción que toma EE.UU., lo mismo indican las recientes iniciativas de Europa y desde hace años, también las de China.
Pero ¿es realmente como dijo Kerry? ¿Y qué significa exactamente que no hay dinero suficiente? A partir de los datos compendiados en el Sexto Informe de Evaluación del IPCC estamos en condiciones de estimar cuánto costaría mitigar el Cambio Climático con la tecnología actual. Aunque antes debemos aclarar que aun deteniendo por completo las emisiones antrópicas de gases de efecto invernadero (GEI), el planeta se seguirá calentando por un tiempo, quizás medio grado centígrado más. Asi que en el ejercicio numérico que sigue, se estima el costo actual de reducir las emisiones de GEI hasta cero,sin que ese costo implique detener totalmente el Cambio Climático.
Decimos estimar y no calcular, por las incertezas sobre los costos de sustituir energías y procesos productivos y preservar ambientes naturales. En su informe síntesis para decisores políticos el IPCC advierte de eso mismo cuando presenta una tabla sobre las mitigaciones factibles (su figura 4.4). Se trata de un conjunto casi exhaustivo y más que suficiente para valorar el orden de magnitud del costo global de la mitigación del Cambio Climático.
En esa tabla están estimadas las reducciones de emisiones de GEI, agrupadas según distintos costos, pero sin incluir aquellas cuyos costos serían mayores a 200 USD por tonelada de carbono equivalente evitada. Incluye a los sectores energía, alimentación y uso del suelo, infraestructura e industria. Su suma es aproximadamente 41 giga toneladas de carbono por año, es decir el 73% de las emisiones actuales totales que son unas 57 giga toneladas. Para el 27% restante no habría medidas de mitigación factibles a costos inferiores a 200 USD la tonelada de carbono.
El costo de la mitigación de ese 73% de las emisiones, ciertamente aproximado por las múltiples incertezas, se puede estimar en 1,1 billones de USD por año. Del 23 % restante no hay demasiados datos, pero si se asume que sus costos serían siempre mayores a 200 USD la tonelada, estaría por encima de 3,1 billones de USD. Es decir que el costo de llevar las emisiones de GEI a cero con las tecnologías actuales estaría por encima de 4,2 billones de USD.
¿Es esto mucho o poco? Considerando que el PBI global era 96,5 billones de USD en 2022, el costo anual de eliminar el 73% de las emisiones de GEI seria 1,1% del PBI mundial y el de reducirlas a cero, mayor al 4,2 % de ese PBI. ¿Cuánto mayor? es difícil saberlo porque muchas alternativas son tan costosas que ni siquiera se intentaron estudios detallados de las mismas. Pero aun considerando el 4,2%, se trata de algo claramente imposible de afrontar. Para dar una idea de lo que ese número significa, el crecimiento promedio del PBI mundial entre 2000 y 2020 fue del 3% anual. Igualmente, la comparación con el gasto militar global nos puede aportar una idea en este sentido; según el Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo es el 2,2% del PIB global, es decir algo más de la mitad.
Ante estos números, es entendible que los planes y compromisos adoptados por las naciones del mundo se hayan mantenido lejos de valores que sumen cero emisiones globales en un corto plazo, digamos 10 años o menos. En cambio, y a la espera de un sustancial avance tecnológico, en el Acuerdo de Paris esa meta se propuso para 2050. La Unión Europea adelanta esa fecha, pero China, el mayor contaminante, e India la posponen y la mayoría de los países no se ha pronunciado oficialmente,
En cambio, una reducción del 70% de las emisiones globales en el corto plazo no sería totalmente inalcanzable. No detendría el Cambio Climático, pero lo moderaría de modo de ganar tiempo hasta que la innovación tecnológica brinde la solución de fondo. Requeriría de enormes decisiones políticas e institucionales, pero sobre todo del compromiso masivo de la población mundial ya que no solo tendría un costo importante, 1,1 % del PBI global, sino que implicaría cambios en algunos casos moderados pero en otros importantes en casi todas las actividades humanas.
Esto último sería necesario porque no hay actualmente una panacea universal que reduzca las emisiones globales de GEI a costo bajo o nulo. Las mejores alternativas, la energía solar y eólica, solo pueden aportar en el corto plazo el 20% de las reducciones alcanzables con un costo del 1,1 % del PBI mundial. Lo atractivo de estas energías limpias es que más de la mitad de su total global factible tendría costo nulo o negativo, es decir que ya en muchos casos son competitivas comercialmente.
Cabe resaltar que en materia de energías limpias, la Argentina parece sostener una política de Estado; se inició y mantuvo con gobiernos de distinto signo y ya son numerosas las instalaciones eólicas y solares. San Luis no ha sido ajeno a este proceso y acaba de inaugurar la construcción del primer parque mixto, solar y eólico de la Argentina.
Pero, en lo que San Luis ha sido único en el país es en su agresiva política de forestación que ya lleva dos décadas. Política que contribuyó no solo a amenizar el paisaje en los ambientes antropizados, sino a capturar carbono de la atmosfera mitigando el Cambio Climático. Al respecto el mencionado informe del IPCC estima que la forestación puede aportar el 8 % de las reducciones globales factibles en el corto plazo.
Empezamos esta nota con un dicho de Kerry y la cerramos comentando un anuncio suyo de suma importancia. Recientemente, declaró que China lo había invitado a conversar sobre el Cambio Climático. Es un indicio alentador de que el Cambio Climático no estaría marginado de la agenda de negociación por las desavenencias entre las dos mayores potencias del planeta que son además los dos mayores contaminantes de GEI, el 25% China y el 15% EE.UU.
El Cambio Climático, por su gravedad, va a requerir de nuevas negociaciones entre estas dos principales potencias que quizás sirvan para limar asperezas y abran la puerta a acuerdos más amplios. Ojalá asi sea.